El cannabis y el cáncer. Un tema tan poderoso como necesario.
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Sabemos que el mundo sigue aferrado a viejas narrativas, y muchos prefieren quedarse en lo “no comprobado” para evitar confrontar una realidad incómoda: el cannabis no solo alivia síntomas, también actúa directamente sobre las células cancerígenas.
Esto no es magia. Es ciencia. Y ya hay evidencia, aunque muchos no quieran admitirlo.
¿El cannabis mata células cancerígenas? Sí.
THC, CBD y otros cannabinoides han mostrado en múltiples estudios su capacidad para:
• Inducir apoptosis (muerte programada) en células cancerosas.
• Inhibir la proliferación de tumores.
• Evitar la metástasis (dispersión de células malignas).
• Reducir la angiogénesis (formación de nuevos vasos sanguíneos que alimentan al tumor).
Y no lo digo solo yo, ni tú. Lo han dicho investigadores en universidades de Europa y Estados Unidos, lo hemos visto en simposios, en pruebas de laboratorio, en experiencias reales de pacientes que han integrado el cannabis como parte de su tratamiento y han visto resultados que parecían imposibles.
Pero aquí está el punto que casi nadie dice: no es lo mismo un cáncer recién detectado que uno avanzado. Esperar que el cannabis haga “milagros” en etapas terminales es injusto. Pero afirmar que no tiene potencial en las etapas iniciales o como apoyo preventivo es igual de erróneo.
¿Por qué la ciencia convencional es tan “precavida”?
Porque al sistema no le conviene decir en voz alta que una planta, fácil de cultivar, puede desafiar a la multimillonaria industria de fármacos contra el cáncer.
Entonces, se amparan en “hacen falta más estudios”, mientras miles de pacientes se quedan sin opciones. Claro, no decimos que el cannabis reemplaza los tratamientos médicos tradicionales, pero negarle su potencial es casi criminal.
Lo que sabemos (y no nos da miedo decirlo):
• CBD y THC atacan las células cancerígenas dejando intactas las sanas, algo que la quimioterapia aún no puede lograr.
• El cannabis ayuda a mitigar efectos secundarios de tratamientos como náuseas, dolor, pérdida de apetito y ansiedad.
• La sinergia entre cannabinoides y otros compuestos naturales puede potenciar aún más sus efectos.
¿Y si dejamos de tener miedo?
No estamos aquí para vender falsas esperanzas, pero sí para decir la verdad: el cannabis es una herramienta que debe estar sobre la mesa al hablar de cáncer.
No es la planta la que tiene que seguir demostrando su potencial. Es el mundo médico el que debe abrir los ojos.
Si queremos salvar vidas, hay que cuestionar, investigar, probar. No quedarnos callados.
En El Dispensario, creemos en la ciencia, pero también en las experiencias reales, en lo que hemos visto, vivido y acompañado. Y sabemos que el cannabis puede marcar la diferencia.
¿Te atreves a cuestionar lo que te dijeron toda la vida? Nosotros sí.